UNA HERIDA ABIERTA

Uno de los capítulos más crueles y dolorosos para la historia del país ha sido el de la cruenta toma del Palacio de Justicia en Bogotá, el cual terminó en un verdadero holocausto.

La toma la inició el entonces grupo guerrillero M-19, el mismo al cual pertenecían figuras subversivas de la talla de Jaime Báteman, Carlos Pizarro, Antonio Navarro Wolf y el actual ex candidato presidencial Gustavo Petro.

Lo cierto es que la toma se le salió de las manos al grupo guerrillero y terminó en una total tragedia, donde decenas de inocentes murieron, desde los empleados de la cafetería hasta los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, cuyo presidente Alfonso Reyes Echandía es recordado por la dramática llamada que quedó grabada para la posteridad donde se vive el miedo y el terror de sus últimos minutos con vida, pidiéndole al presidente que detuvieran el desastre.

Es difícil señalar a ciencia cierta el nivel de responsabilidades porque hábilmente los actores han guardado silencio para no auto incriminarse, desde el presidente de la época, Belisario Betancur, pasando por la entonces Ministra de Comunicaciones, Noemí Sanín, quien no se le ocurrió otra cosa que ordenar transmitir un partido de fútbol para distraer al país y ocultar la gravedad de los hechos.

Pero también sobre la responsabilidad del grupo guerrillero que logró la amnistía sin nunca responder por este terrible crimen, por otro lado de los organismos de inteligencia del Estado, de quienes algunos aseguran que tenían el conocimiento de que este atentado contra la justicia era inminente y no hicieron nada.

Y también de los militares, sobre quienes se considera que pesó gran parte de responsabilidad, no por la acción del grupo guerrillero sino por la forma como se hizo la retoma, que terminó de empeorar el desastre.

Durante esta semana se conmemoran los 33 años del holocausto del Palacio de Justicia, que implicó la desaparición de once personas; con una ceremonia religiosa y un tejido a la memoria, los familiares de los desaparecidos recordarán los hechos ocurridos el 6 y 7 de noviembre de 1985.

La toma del Palacio de Justicia sucedió en la mañana del miércoles 6 de noviembre, planeada por un comando de guerrilleros del M-19 que mantuvieron retenidos a 350 rehenes, entre magistrados, consejeros de Estado, servidores judiciales, empleados y visitantes del Palacio de Justicia.

La retoma, en manos de la Fuerza Pública, se extendió hasta el otro día, y dejó como saldo 98 muertos, entre ellos once magistrados y once personas desaparecidas.

Sólo hay seis de los 11 desaparecidos identificados según reseña RCN Radio.

El recuento que hace de los desaparecidos es:

Héctor Jaime Beltran

Con 30 años de edad se desempeñaba como mesero de la cafetería y aspiraba a validar el bachillerato. Parte de sus restos fueron hallados en Barranquilla en una tumba que tenía el nombre de otra persona, en 2017.

Bernardo Beltrán

Con 24 años de edad trabajaba en la cafetería. Sus restos fueron hallados en septiembre de 2017 en Manizales, en la tumba del magistrado auxiliar Jorge Alberto Echeverry.

Cristina del Pilar Guarín

Licenciada en historia y geografía de la Universidad Pedagógica, trabajaba en la cafetería. Sus restos fueron hallados en el Cementerio Jardines del Recuerdo en Bogotá, en la tumba María Isabel Ferrer, otra víctima de los hechos. Según un informe de Medicina Legal, ella fue asesinada antes de que su cuerpo fuera incinerado.

Ana Rosa Castiblanco

Sus restos fueron hallados el 17 de julio 2001, y fue uno de los cadáveres exhumados entre enero y septiembre de 1998. 30 años después del holocausto, tras cotejo de ADN a sus familiares, la Fiscalía confirmó que efectivamente se trataba de su cuerpo. Al parecer, en el momento de los hechos ella estaba embarazada.

Luz Amparo Oviedo

El día de la toma por parte del M-19, se disponía a ir a una entrevista de trabajo. Una pulsera suya fue encontrada al lado del cadáver calcinado del magistrado Alfonso Reyes Echandía. Sus restos fueron hallados en el Cementerio del Sur en Bogotá

Luz Mary Portela

Tenía 26 años cuando sucedieron los hechos. Fue al Palacio a reemplazar a su mamá, Rosalbina, en las labores de auxiliar de cocina. Sus restos fueron hallados en el Cementerio Jardines del Recuerdo en Bogotá.

Aun no se sabe nada sobre el paradero de los otros desaparecidos, y empleados de la cafetería del Palacio, quienes fueron identificados como Gloria Anzola de Lanao, Gloria Stella Lizarazo, Norma Constanza Esguerra, Carlos Augusto Rodríguez, David Suspes Celis.

Como un absurdo sino trágico del holocausto, al poco tiempo sucedió la tragedia de Armero, la cual fue de tal dimensión y tan alto impacto, que terminó sirviendo para que la atención del país se desviara hacia ella y se dejara a un lado la toma del Palacio de Justicia, lo cual fue muy conveniente para favorecer a los responsables e implicados.

Por eso, para muchos, la herida sigue abierta…http://diariodelcauca.com.co

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