Los partidos políticos en Colombia se acabaron. Apenas si son unas entelequias que no convocan ni a los burócratas que han respaldado y, sobre todo , ya no ejercen el papel de conductores de una nación.
El hecho de que hoy en día recorren el país los seguidores de Alejandro Ordoñez ,el exprocurador, de Carlos Caycedo, el exalcalde de Santa Marta, de Gustavo Petro exalcalde de Bogotá, de Juan Carlos Pinzón, exministro de Defensa, de Sergio Fajardo, exgobernador de Antioquia, de Clara López, exministra , de la combativa y vilipendiada Piedad Córdoba y del presidente de la mesa de La Habana, Humberto de la Calle , y ninguno de los partidos políticos los haya acogido como sus candidatos, es una expresión contundente de que ya no existen como tal.
Es posible que a los partidos los haya fulminado las listas abiertas o que el golpe mortal se los haya dado la estructuración político administrativo de los 16 años de Uribe y Santos. No importa. Lo evidente y preocupante para quienes sostenían los pilares del establecimiento democrático, es que todo el escaparate partidista se vino abajo y cada quien, por sus méritos propios quiere ser opción presidencial.
Quizás por las mismas causas por las que ya no se consiguen radios de AM y cada vez hay obviamente menos oyentes o porque acaso sucede con los candidatos y los partidos lo que pasa con las emisoras musicales de FM, que vienen disminuyendo audiencia porque nadie quiere que le escojan la música sino escogerla en Spotify o en youtube. Por cualquier causa, esto cambió y el país debe adaptarse si quiere seguir hacia adelante y no recular como quieren tantos defensores del establecimiento.