DESDE MI TRINCHERA
POR ADOLFO LEON OLIVEROS TASCON
IMPUESTOS Y CORRUPCION
Los medios de comunicación abyectos al gobierno de turno han ignorado adrede los hechos sucedidos en la embajada de Colombia ante la ONU en Ginebra denunciados por el señor Nicolás Ávila, ex secretario de la misión diplomática, en la que la señora Adriana del Rosario Mendoza, abusando de su condición de jefe compró con recursos del erario lujosos bienes muebles para su residencia, costosas cuentas de actos no oficiales, una camioneta BMW para uso personal, entre otros.
La valentía del denunciante le fue recompensada con su destitución por parte del presidente Iván Duque y el ascenso a la funcionaria corrupta, lo que constituye un pésimo mensaje para la opinión pública que entiende que delinquir con dineros oficiales merece los aplausos de sus superiores y el repudio al “sapo”.
Precisamente ahora que el gobierno nacional anda desesperado buscando más dinero vía impuestos, vale la pena reflexionar si existe justicia en la propuesta de Carrasquilla de gravar pensiones, comida (huevos, carne, etc.), servicios públicos, entre otros, para tapar los huecos que deja la corrupción. En este escenario de hundir al pueblo en la miseria, simultáneamente presenciamos la permanente exoneración de impuestos a los más poderosos, la entrega de billones de pesos en subsidios aprovechando la pandemia, el derroche de lo dineros públicos en ferias virtuales, palcos en estadios, obras públicas abandonadas convertidas en elefantes blancos y muchos otros gastos que no responden a las necesidades colectivas.
Es importante recordar que existe una relación directa entre pobreza y apoderamiento de recursos públicos, toda vez que el dinero circulante que permite generar empleo, los corruptos lo “invierten” como la flamante embajadora, en bienes suntuarios para su exclusivo uso o en la adquisición de costosas residencias o haciendas, que los gobiernos de la corrupción nunca expropian.