DESDE MI TRINCHERA
POR ADOLFO LEON OLIVEROS TASCON
PROPUESTA INSOLITA
El Exvicepresidente Germán Vargas Lleras, en un articulo publicado el 23 de mayo de 2021, en una clásica salida en falso le solicita al presidente Iván Duque declare la conmoción interior en los términos del artículo 213 de la Constitución Nacional para suspender las leyes que garantizan las libertades ciudadanas y reprimir con la fuerza pública el derecho fundamental a la protesta social consagrado en el artículo 37 de la Carta magna.
Esta petición del señor Vargas Lleras es totalmente inoportuna, porque atiza más la hoguera, toda vez que está demostrado que el camino valido para resolver los reclamos que formula la ciudadanía es el dialogo sincero, abierto que lleve a una negociación cuyos puntos acordados se cumplan. En este momento crucial en que el comité del paro y los representantes del Gobierno están sentados en la mesa, propiciando un ambiente de mutua confianza, cae como un baldado de agua fría en un amanecer gélido.
La solicitud del exvicepresidente es igualmente insensata e irresponsable por recordar la nefasta fecha del 19 de abril de 1970 en que siendo presidente su abuelo Carlos Lleras Restrepo, decretó el toque de queda robándole las elecciones al general Rojas Pinilla, según versión del fallecido exministro Carlos Augusto Noriega, veinte años después del fraude.
Es que en la oposición ya se está hablando de un supuesto golpe de estado por parte de la extrema derecha para impedir las elecciones programadas para el año 2022, situación que si llegará a darse nos convertiría en una país paria ante la comunidad internacional, tal como acontece con Venezuela, Birmania, nicaragua, etc.
Vargas Lleras de feroz opositor en la prensa pasa a convertirse en una abyecto peor que los áulicos tradicionales, dejando la impresión de que su nueva postura obedece a los tres ministerios con que cuenta ahora o a la piedra que le dio por no haberse tramitado en el congreso la perversa reforma a la salud rechazada por todos los médicos, en razón a que solo buscaba acabar con el sistema público, convirtiendo a los pacientes en meros clientes y pauperizando más la profesión.