En Natalia Linares y Anthony Zambrano se centra la esperanza de Colombia para conseguir más preseas doradas en los Juegos Panamericanos de Santiago-2023. Los atletas, que saltan a la acción este lunes, son favoritos para seguir engrandeciendo su nombre y ondear la bandera tricolor.
Linares, nacida hace 20 años en Valledupar, ha conseguido triunfos que hacen pensar que es una experimentada atleta. A su corta edad ya sabe lo que es ser subcampeona del mundo sub-20 en salto largo.
“Desde que inicié la prueba las sensaciones eran impresionantes, mucha emoción. Tenía el pulso muy acelerado y me acordé de lo que viví hace un año en los Bolivarianos, así que, en estos que son mis primeros Centroamericanos, di lo mejor y el resultado me dejó feliz”, dijo la atleta tras obtener la histórica marca.
Ahora en Santiago de Chile quiere dar el salto largo para obtener el oro en la pista del estadio Nacional Julio Martínez Prádanos, donde también competirá en la prueba de relevo 4×100.
Anthony Zambrano, a resarcirse
La delegación colombiana de atletismo, que inició su participación este domingo en los 20 kilómetros marcha, en el circuito del Parque O’Higgins, con José Leonardo Montaña espera encontrar con Anthony Zambrano, en los 400m masculinos, el desquite tras sus últimas decepciones. También estará en acción Ronal Longa, en la semifinal de los 100 metros planos. Zambrano, plata mundialista en Doha-2019 y olímpica en Tokio-2020, no compitió por lesión en el Mundial de Eugene de 2022 y fue descalificado en el de Budapest del pasado agosto por invadir el carril de un adversario
En Santiago, el velocista de La Guajira quiere recuperar el nivel de los Panamericanos de Lima-2019, donde se colgó dos oros en 400m y el relevo 4×400.
En suelo peruano, cuando tenía 21 años, aplicó una estrategia que perfecciona en cada carrera: llegó a los últimos 100 metros sin sacar ventaja, aunque en el grupo de los punteros, y cuando ya sus rivales entregaban lo poco que les quedaba de oxígeno, atacó y pasó primero por la línea de meta.
Huérfano de padre por la violencia, entrenaba con los pies desnudos, no por mística, sino porque a su mamá, Miladis Zambrano, no le alcanzaba el dinero para comprarle unas zapatillas acordes para el deporte.
Aún con la mala fortuna encima, no agachó la cabeza y apunta a los Panamericanos como la competición en la que consiga su boleto a las Olimpiadas de 2024: será la oportunidad de “demostrar que Zambrano está de vuelta a las pistas”, augura él mismo.