Hacia mucho, pero muchísimo tiempo, que un puesto público  no recaía tan  a la medida en la figura de alguien hecho exactamente para el cargo .El nombramiento de Carlos Holmes Trujillo para la cancillería consigue lograrlo. Desde cuando estudió en la Universidad del Cauca y fue el primer alcalde electo de Cali, hace 30 años, no solo fue dejando a un lado el molde de su padre, con quien todos querían compararlo, sino que sabedor de toda la saña conque persiguieron al viejo Holmes en el Valle ,se fue a la capital y, sin el apoyo de las castas regionales, ( pero con las que nunca ha peleado pese al mal trato recibido),fue construyendo un modelo de vida que hoy encaja perfectamente en la cancillería.

Carlos Holmes llega a ser el ministro de relaciones exteriores de Colombia  luego de ser dos veces atinado  ministro ( de Educación y del Interior),de haber manejado con pulcritud y solvencia  las embajadas del país en Rusia,Suecia,Países Bajos y otras más,pero sobre todo con una claridad meridiana en el manejo de las relaciones con quienes han sido o sus jefes, o sus subalternos o sus contradictores.Para quienes somos todo lo contrario, Holmes es cauto, prudente y racional, cualidades esenciales de todo buen diplomático.

La vida le ha dado a distintos compatriotas la posibilidad de trabajar hombro a hombro  con él y conocerlo hasta llegar a entender por qué un liberal tan acérrimo  como él prefirió irse con Alvaro Uribe, el único rebelde del partido liberal que cuajó con éxito su disidencia  . Tal vez si doña Genoveva Garcia, su madre, estuviera viva nos lo habría explicado en detalle a los que tuvimos el privilegio de su amistad. A los demás nos basta con saber apreciar y valorar como fue construyendo su modelo político hasta llegar  a ese puesto hecho a su medida para actuar debidamente: la cancillería.

@eljodario

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