DESDE MI TRINCHERA
POR ADOLFO LEON OLIVEROS TASCON
DE TUMBO EN TUMBO
Nos toco vivir una de las épocas de mayor incertidumbre en la historia de la humanidad, donde todos los días las noticias son cifras de muertos que parecen no parar, curvas geométricas de contagiados, amagos de guerras internacionales, Colombia- Venezuela, Rusia con Ucrania y a nivel nacional, el regreso a la destrucción de pueblos (corinto- Argelia), bombardeos, etc, fumigaciones con glifosato y muchos eventos que generan depresión y angustia en el pueblo.
Para rematar las autoridades nacionales, regionales y locales han actuado con torpeza y sevicia contra la gente; por un lado presentan una reforma tributaria que afecta gravemente a los trabajadores que nos pone al borde la miseria (IVA servicios públicos, alimentos, entierros y demás) y simultáneamente hacen alarde de derroche y malversación (gasto de 14 de billones en maquinaria para matar, publicidad para exaltar vanidades de gobernantes, ferias virtuales, contratos sin licitación pública, lujos en embajadas y consulados, etc), todo para desafiar a la opinión pública pensando que la ciudadana no va a reaccionar.
Alcaldes y gobernadores convertidos en dictadorzuelos toman decisiones al calor de las encuestas y de los catastróficos resultados de medidas incorrectas, tal como ha pasado en Bogotá con las instalaciones de Corferias, en Cali con la famosa adecuación de SaludCoop, donde se “invirtieron” cuantiosas sumas del erario y hoy por hoy, no muestran utilidad frente a la ampliación de camas UCI.
Lo que vemos en la actualidad son gobernantes descargando toda la responsabilidad en la sociedad alegando una mal llamada “indisciplina social”, cuando se sabe que transcurridos 14 meses del inicio de la peste, no se incrementaron significativamente las salas de cuidados intensivos ,siendo uno de los países que tiene el menor de los porcentajes de la región comparado con la población; igualmente no distribuyeron ingresos en dinero a las personas que perdieron sus ingresos, obligándolos a encerrarse para morirse de hambre; sumado a las improvisaciones en todo el manejo de las vacunas, con anuncios no ajustados a la realidad, demora en autorizar a particulares, entre otras falencias.
Ante este panorama es triste concluir que vamos como el cangrejo, un paso adelante y dos atrás.