En Colombia caemos con asombrosa facilidad en la exageración de algunas “investigaciones mediáticas” y contribuimos con la escandalera a pasar por alto las protuberantes. Como diría la Biblia “ miramos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga del propio”
Por andar escarbando en las consecuencias del pago de las intrigas del Noño para que prolongaran la carretera de Gamarra a Ocaña, hemos dejado pasar sin ninguna investigación la actuación, por lo menos atrevida, de Trafigura, la empresa a la cual le habían adjudicado el Ferrocarril del Pacifico y que para no pagar la multa de los 40 millones de dólares por no cumplir, se buscó una empresa de papel panameña y un paisa iluso para dizque venderle el negocio y ahora la ANI le cancela el contrato y le impone la multa a este paisa cañero ,que no tiene con qué pagar el arriendo del apartamento donde vive.
Tampoco se volvió a hablar de los manejos, por lo menos inescrupulosos, que desde hace años, con los Ñoños o sin ellos, se han establecido en Córdoba con los recursos de la salud,la educación y con cuanto contrato llega de Bogotá o salga de Montería o Sahagún. Son miles y miles de millones que dejan convertida en pichurria la suma que están tratando de demostrar que le pagaron al Ñoño por intrigar en favor de una carretera.
Y nadie, salvo Mauricio Vargas, ha vuelto a tratar sobre el verdadero meollo de la corrupción en Colombia, “los cupos indicativos” que le concede cada año el gobierno a los congresistas para que ellos, con trucos contables y jurídicos, que por repetidos terminó conociendo todo el mundo, financien sus campañas y aumenten su pequeño patrimonio.
@eljodario