La Corte Suprema de Justicia nuevamente cojea.Otra vez más ha dejado acumular la selección de los cinco magistrados que se retiraron hace meses y en breve aumentará ese cupo vacío en dos más que por ley deben retirarse. Pero también lleva varias semanas tratando de escoger la terna para la Auditoría General de la Nación, que con la reforma constitucional que impuso la Contraloría consiguió que el período pasara de 2 inocuos años a los 4 de todo domicilio.
Y también la Corte coja está a la espera que el presidente de la república, en uso de sus atribuciones y obligaciones, les pase la terna para ocupar la Fiscalía General de la Nación que dejó vacante Nestor Humberto Martínez al renunciar y que dizque no presentaría hasta que no estén los 23 magistrados completos.. Y, como si no fuera poca cosa, el presidente de la Corte Suprema deberá decidir en próximos días, junto con las presidentes de la Corte Constitucional y del Consejo de Estado,quien va a ser el nuevo Registrador Nacional del Estado Civil.
Por alguna razón que cualquier magistrado debiera explicarnos,la Corte Suprema entró en atonía. Como ya no posee un líder que oriente sus pasos y quienes aspiraban a serlo luego de la debacle de Bustos, no dieron la marca o los Estados Unidos se encargaron de vetar de frente o a hurtadillas, nadie parece llevar a buen puerto esa nave zarandeada por la opinión pública .
Escoger 5 magistrados para llenar las vacantes no parecería ser labor de otro mundo. Pero en esa corporación las divisiones en grupúsculos, las ambiciones de hacer valer su voto o los caprichos personales han resultado ser superiores a la obligación de ley. Para la Corte, lamentablemente, el desprestigio en que se ha sumido desde hace años no les importa aumentarlo. Parecería que quieren contribuir con su actitud a que Colombia, como el buque fantasma, siga sin capitán,cayendo en el mar sin fondo de la desidia.