El aeropuerto Matecaña de Pereira fue construido en una mitológica batalla contra la geografía por un puñado de hombres que a fines de 1940 decidieron que su ciudad debía tener donde aterrizar aviones. A ellos se unió casi toda la población y aunque los pereiranos de ahora ni saben ni recuerdan bien esa gesta, defienden su aeropuerto como un bien preciado. Por estos días, sin embargo, y sin que todos hayan sido advertidos, se ha conocido que el derrumbe que se vino loma abajo sobre la variante La Romelia -El Pollo y que afectó más de dos centenares de casas del barrio Portal de la Villa, sigue activo y que la grieta que se adentra por más de 300 metros hace temer porque se pierdan las 234 casas del condominio y unas 59 del barrio de invasión Matecaña, pero lo que es peor, que afecte a la cabecera 08 del aeropuerto, que está a unos 200 metros de la entrada del conjunto residencial.
Aunque las directivas del aeropuerto hablan de que no tienen restricción actualmente para la navegación aérea y que no tendrán problemas porque las aguas van a dar por un tubo madre al sector de Unicentro, el asunto es tan peludo que ya se ha dispuesto la construcción de una cortina de pilotes subterráneos con profundidades de 7 a 15 metros o más, de acuerdo a lo que digan los estudios .Para ello ya le pidieron 10 mil millones de ayuda al presidente Duque el día que visitó la zona de la tragedia y como se los ha prometido y los concesionarios del aeropuerto y la alcaldía dizque pondrán el resto, en Pereira hay quienes creen que el problema está salvado. Otros, empero están de nuevo mirando hacia el aeropuerto Santa Ana de Cartago, que de lógica debería ser el sustituto desde hace mucho tiempo de este empeño pereirano de volverse ciudad, pero como siempre las ideas brillantes mueren ante las ganas de seguir pensando como parroquia, prefieren que el Matecaña entre en alerta roja .