El debate electoral del domingo dejó tendidos en el piso a personajes y partidos demasiado representativos o más bien “quemados” como se decía cuando los partidos existían,batallaban por ideologías y no habían sido reemplazados por el Partido Único de los Contratistas. Tal vez el más protuberante de los fenecidos en la hoguera de las urnas es el conservatismo del Valle del Cauca. Por primera vez en su historia, ese departamento se queda sin senador  conservador y tan solo con un representante, el señor Padilla, exalcalde de El Dovio. Pero hay otros tendidos a la orilla del camino de la patria que para bien o para mal ayudaron a construír. Jose  Obdulio, el fogoso senador alfil del presidente Uribe y vocero de su partido, no alcanzó a clasificar. Tampoco lo hizo el controvertido senador Bernabé Celis ,aunque iba remolcado por la máquina de Vargas Lleras que dobló su votación y asumió de facto el liderazgo de la batalla contra Duque.

Aunque el hijo de Piedad salió elegido senador, ni Sandra Paola ni Luz Piedad, las dos exgobernantes del Quindío y Armenia pudieron ser elegidas, se quemaron. Sofía Gaviria también quedó fuera. Pero por encima de todo ese bororó hay tres hechos que valdría la pena analizar más en detalle. El primero, el que la apertura de la lista de Uribe le dejó a él solo con 875 mil votos pero sus senadores obtuvieron un millón 700 mil. El segundo, que Mockus revivió a los verdes .Su votación como cabeza de lista al Senado con 540 mil votos, minimiza a Robledo y lo acerca a ocupar con Uribe el podio de los más votados. Y tercero, el medio millón de votos que obtuvo Carlos Caicedo en la consulta de la izquierda. Lograrlo fue una hazaña. Se sobrepuso a las batallas parroquiales que trataron de atajarlo cuando comenzaba. Ahora Caicedo es una ficha valiosa en este ajedrez que se juega hasta el viernes y que definirá quien va con quien a las elecciones de mayo.

@eljodario

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