La determinación del presidente Trump de desconocer el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU y de adoptar por su propia mano el castigo a los sirios por haber arrojado gas venenoso contra las fuerzas rebeldes que llevan 6 años tratando de tumbar a su presidente, es acercar al mundo a una nueva guerra de consecuencias inimaginables todavía.
Como Rusia ha estado apoyando al presidente sirio a defenderse primero de los rebeldes que han querido tumbarlo y después de los crueles de ISIS, se suponía que un ataque de los Estados Unidos contra la base desde donde salieron los aviones sirios que arrojaron el gas sarín para matar a casi 90 personas,sería un acto que Rusía tomaría contra sí misma y,si no fue pactado entre bambalinas por Trump y Putin, estaría acercando al mundo de nuevo a los enfrentamientos que estuvieron a punto de llevarnos a una conflagración nuclear cuando la guerra fría del comunismo.
Pero el hecho que si es amenazante de lo que puede sucedernos es el de que, no habiendo abandonado todavía la Floirda el presidente de China, donde se entrevistaba con Trump, las fuerzas navales norteamericanas se sitúan frente a la península de Korea para responder con tantos o más cohetes como los arrojados contra Siria en caso de que el loquito presidente de Korea del Norte vuelva a torearlos con misiles lanzados al mar del Japón.
Trump se olvidó de las frase de su campaña de que no permitiría que Estados Unidos siguiera siendo el policía del mundo.Lo que está haciendo no solo es retomar esa posición sino ponerse en plan de ataque sin importarle que con tal actitud puede provocar el holocausto nuclear que tanto tememos.
@eljodario