Es abundante la jurisprudencia de gente sancionada por utilizar las redes sociales para lanzar calumnias e insultos, amparados en el aparente anonimato que brindan estos medios digitales con los llamados perfiles falsos. La tecnología permite a las autoridades ubicar e identificar a los autores de dichas publicaciones y castigarlos incluso con cárcel.
Aquí cualquiera se hace el gracioso tildando de corrupto a alguien que no ha sido condenado por un juez de la república. Me sorprende el aguante de figuras públicas como Gustavo Petro y Álvaro Uribe, en redes les dicen de todo, los sindican de delitos atroces, sin que medie una condena en su contra.
Una cosa es que alguien no simpatice con ellos o no le guste su desempeño en la vida pública y otra que irresponsablemente desde un computador o un celular cualquiera los convierta en los peores delincuentes. En las redes se destila demasiado odio, el insulto está a flor de labios, se descalifica la opinión del otro calificandolo como bruto.
A jhon maro rodríguez que es el hombre más honesto que he conocido, cualquiera sin siquiera conocerlo lo ubica como otro «ladrón» que paso por la alcaldía, Petro el más brillante Senador famoso por sus debates contra los corruptos, cualquier atorrante escribe que es un bandido y para qué repetir lo que dicen de Uribe, sin haber sido condenado y vencido en juicio.
Esa irresponsabilidad en redes sociales debe pararse, la justicia debe castigar implacablemente a los calumniadores, el derecho al buen nombre está consagrado por la constitución. Defiendo como periodista la libertad de expresión, pero no comparto la difamación contra nadie. Ingrid betancourt y piedad córdoba, dos mujeres valiosas y honestas también son blanco virulento de «los valientes» de las redes. Los medios digitales deben ser controlados, no para ocultar la verdad, si no para que no dañen a nadie con sus mentiras y calumnias.