Tras los lánguidos resultados de la fallida consulta liberal para escoger candidato presidencial, estalló la crisis en el partido «del trapo rojo». La opinión pública rechazó el gasto innecesario de cuarenta mil millones de pesos para escoger entre dos aspirantes sin ninguna opción de ganar las elecciones.
Reconocidos dirigentes firmaron una declaración en la que desconocen los resultados de la consulta y aceptan que se trató del fracaso más grande en las urnas que haya tenido el partido liberal en toda su historia y culpan de ello al director nacional de esa colectividad CÉSAR GAVIRIA por lo cual exigen su renuncia.
Los inconformes liberales igualmente desconocen a HUMBERTO DE LA CALLE como candidato único del partido y también se adelantan a descalificar a JUAN FERNANDO CRISTO como posible director de esa organización política. El partido liberal al igual que el conservador perdieron su norte ideológico y su esencia doctrinaria, renunciaron a sus banderas programáticas por la comodidad de tener una porción de burocracia asegurada respaldando al candidato con mayor opción de llegar al poder.
El congreso acaba de aprobar la LEY DEL TRANSFUGUISMO que agrava aún más la crisis de estos partidos, sus dirigentes sin ningún rubor, ni temor a ser sancionados podrán hacer toda clase de alianzas y triquiñuelas que les garanticen gozar de la «mermelada» durante el cuatrienio siguiente. Los partidos políticos perdieron credibilidad , cavaron su propia tumba y hoy los ciudadanos les pasan factura, el único sentimiento que inspiran es de asco y desprecio absoluto, si quieren votos tendrán que pagarlos y bien caros
