Después de 17 largos años, Colombia finalmente volvió a saborear la victoria ante Argentina en las Eliminatorias, un triunfo 2-1 que llegó con un dulce sabor tras la amarga derrota sufrida en la final de la Copa América ante el mismo rival. La victoria no solo devuelve la alegría a los aficionados, sino que reafirma el crecimiento de la Tricolor bajo la dirección de Néstor Lorenzo, quien ha sabido encontrar las claves para vencer a los dos gigantes sudamericanos en esta fase clasificatoria: Brasil y Argentina.
El Estadio Metropolitano de Barranquilla fue testigo de una tarde mágica, donde Colombia demostró que ha dado un paso adelante en su juego y en su mentalidad. El primero en mover las fichas estratégicas fue Néstor Lorenzo, quien sorprendió a todos con la inclusión de dos jóvenes talentos en la nómina titular: Yerson Mosquera y Jhon Durán. La apuesta del técnico argentino fue audaz, pero efectiva, especialmente en el juego aéreo, donde Colombia logró imponerse a una defensa argentina que, aunque sólida, no pudo detener la arremetida de los locales.
La clave de este partido estuvo en los balones aéreos, una de las armas que Lorenzo preparó cuidadosamente para hacer daño a Argentina. Precisamente así llegó el primer gol del encuentro: en una jugada que empezó desde la banda izquierda, James Rodríguez, el incansable “10” colombiano, realizó un centro extraordinario. El balón, preciso y cargado de intención, fue cabeceado por Yerson Mosquera, quien superó a su marcador y batió al arquero Emiliano “Dibu” Martínez con un potente frentazo. Barranquilla estalló en júbilo con esa anotación tempranera, que marcaba el camino hacia la tan ansiada victoria.
La ventaja de Colombia no duró mucho. Apenas inició el segundo tiempo, Argentina logró igualar el marcador gracias a un gol de Nicolás González, quien aprovechó un descuido en la defensa colombiana. El empate fue un golpe para la Tricolor, pero en lugar de desmotivarse, los dirigidos por Lorenzo mantuvieron su concentración y siguieron buscando el gol de la victoria.
El momento clave del partido llegó cuando el árbitro, tras revisar el VAR, sancionó un penalti a favor de Colombia por una falta sobre Daniel Muñoz en el área argentina. El árbitro no dudó y señaló el punto de penalti. En ese momento, James Rodríguez tomó el balón con la seguridad de un líder. Jamás le había marcado a Argentina en su carrera, pero en esta ocasión no falló. Con un remate potente y colocado, superó a Dibu Martínez y desató la locura en todo el país.
Este gol no solo fue especial porque significaba el triunfo, sirvió para sacarse la espina que había dejado la final de la Copa América. James, el hombre que ha sido clave en momentos importantes para Colombia, finalmente rompió su sequía ante los albicelestes, y lo hizo cuando más se necesitaba.
El tramo final del partido fue de alta tensión. Argentina, herida por el marcador, comenzó a presionar con todo su arsenal ofensivo. Sin embargo, Colombia supo sufrir en esos momentos complicados y se apoyó en el sacrificio y el esfuerzo colectivo para mantener el resultado. Jugadores como Jéfferson Lerma y Richard Ríos se destacaron en la contención, cortando los avances rivales y dándole solidez al mediocampo.
Por su parte, Johan Mojica y Daniel Muñoz fueron fundamentales con su despliegue físico en las bandas, mientras que Jhon Arias y Luis Díaz aguantaban el balón en los momentos críticos, permitiendo a sus compañeros tomar aire y reorganizarse defensivamente. Fue una muestra clara de que, cuando el fútbol no alcanza, esta selección tiene la garra y el corazón para luchar hasta el final.
Con este triunfo, Colombia cierra la octava jornada de las Eliminatorias con cuatro puntos de seis posibles, un balance que era el objetivo mínimo de la Tricolor en esta doble fecha. Ahora, el equipo de Lorenzo debe prepararse para su próximo desafío en octubre, cuando visiten la temida altura del El Alto para enfrentar a Bolivia, y posteriormente reciban a Chile.