Desde que fue aprobado como una profilaxis para el virus del HIV, hace algo más de tres años, este fármaco ganó popularidad e incidencia en la vida sexual de Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica; y también en COLOMBIA.
Más de 15 años después de ser aceptado como tratamiento para el VIH y pasados ya 8 años desde que consiguió ser oficialmente considerado como una profilaxis para este virus (PrEP), el fármaco Truvada va ganando popularidad y cobertura así como incidiendo en la vida sexual de los lugares donde ya se comercializa: Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica. Francia la aprobaría el año que viene.
Este medicamento del laboratorio Gilead, que tiene su versión genérica del laboratorio indio Cipla, ha pasado por varios estados: tratamiento regular para infectados, píldora “del día antes” o del “día después” de tener relaciones de riesgo y, desde hace ya casi tres años y medio, tratamiento regular diario para pacientes en riesgo.
En este último formato, el PrEP, solo se comercializa en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica, aunque está en proceso para ser aprobado en Francia. Y mientras los laboratorios, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC en sus siglas en inglés) son claros y lo catalogan como una precaución adicional al uso de otras medidas, especialmente el preservativo, la aplicación práctica no es exactamente así.
“Yo he elegido no usar condones. Llevo tomando PrEP desde el 19 julio de 2011. El primer año lo combinaba con condones, porque aún era muy nuevo. Mi cabeza no podía sentirse segura sin condón. Pero una vez que mi experiencia ha demostrado que realmente funciona y que la tomo todos los días ya no uso preservativo”, le explicó Damon Jacobs, terapeuta sobre transmisión del VIH y medicado con Truvada, a la agencia de noticias EFE.
Jacobs lleva de gira por Estados Unidos una charla que se llama PrEParándose para el P.L.A.C.E.R. en la que informa de su experiencia con el medicamento, que fue adquirido en farmacias con prescripción médica para uso profiláctico por 3.253 personas entre enero de 2012 y marzo de 2014.
Truvada, una combinación de los antirretrovirales tenofovir y emtricitabine, es ya un tratamiento aceptado en modo copago por la gran mayoría de seguros médicos privados, en el Obamacare y para el que la propia farmacéutica ofrece un plan de financiación. Nueva York y Washington son los estados que han liderado este impulso.
Puede afectar al riñón y dar dolores de cabeza y náuseas durante los primeros meses. Pero Jacobs asegura: “Los únicos efectos secundarios que he tenido son paz mental y un sexo increíble, porque sexo sin miedo es algo extraordinario y no he sabido lo que era hasta hace poco”.
¿Quiénes lo consumen más?
El terapeuta forma parte de uno de los grupos apuntados por la OMS como de más riesgo: la población homosexual, a la que “recomendó encarecidamente” que adoptara esta medicación como medida para acabar con la epidemia del sida, pues tiene un 99 % de efectividad. Otros grupos de riesgo con heterosexuales con varias parejas sexuales o consumidores de droga a través de jeringuillas.
“En los últimos diez años, la población gay y bisexual de color de entre 13 y 24 años es la que más ha elevado sus índices de VIH”, explica Jacobs. Quizá por eso y porque en el caso de las parejas homosexuales no existe riesgo de concepción, las páginas o aplicaciones de contactos para gays, la palabra PrEP empieza a entrar en la categoría de sexo con o sin preservativo.
La farmacéutica explica que un 40% de los usuarios de Truvada son mujeres (especialmente del sur de Estados Unidos), aunque mientras el consumo entre homosexuales crece, el de las mujeres decrece.
Polémica
Por supuesto, su uso no está exento de polémica. Michael Weinstein, el presidente de la Fundación del Cuidado del Sida, es su principal detractor, por considerarlo contraproducente, por el uso irregular que pueda hacerse de la píldora o la posibilidad de que el virus se haga más fuerte y el fármaco no sirva. Lo describe como “un desastre sanitario en proceso”.
Sin embargo, Jacobs insiste en que es una “capa extra” de protección para quienes no practican sexo seguro. “La gente ha estado teniendo sexo sin preservativo de manera persistente en los últimos años. Por eso hay 50.000 nuevas infecciones al año”, responde, y continúa: “La parte racional del cerebro se neutraliza cuando estás excitado y ese es el momento en el que tienes que acordarte de que debes usar condón. Es más probable que te tomes una pastilla cada mañana”.
En cualquier caso, todavía existe entre la población el miedo lógico a una medida sin la fiscalidad del látex y la propia farmacéutica ha decidido no publicitar este uso de Truvada para pacientes que no son VIH positivo. “La compañía no ha emprendido actividades de promoción de Truvada como tratamiento profiláctico”, informaron desde la empresa, aunque sí han realizado una campaña informativa “sobre el uso apropiado” del fármaco.
También hay voces que apuntan a que el PrEP como alternativa al preservativo podría propulsar el contagio de otras enfermedades como gonorrea o clamídea, aunque su uso también obliga a sus usuarios a realizarse controles trimestrales para comprobar el estado del riñón (el órgano que más sufre con el medicamento) y serología.
“Ya no hay argumentos científicos o económicos para rebatirlo y ya solo queda el argumento de que la gente va a tener más sexo con esta medicación, algo que parece sigue incomodando a ciertos sectores. Lo mismo se utilizó contra la píldora anticonceptiva o cuando salió la cura para la sífilis», cierra Jacobs.
La ciencia comprobó su eficacia para evitar el contagio del Sida
Un estudio realizado en Francia y Canadá demostró que Truvada sirvió para prevenir el contagio del HIV cuando se consume antes y después de tener relaciones sexuales de alto riesgo entre hombres.
El estudio fue el primero en analizar el consumo de Truvada con personas que tienen relaciones sexuales de alto riesgo. Los sujetos no infectados a los que se les administraron fueron 86% menos propensos a contraer HIV en comparación con los que tomaron un placebo.“Me impresionó”, dijo el doctor Scott Hammer, especialista en sida de la Universidad Columbia, en Nueva York.
Preservativo químico
La ingestión diaria de Truvada en píldoras se utiliza actualmente para combatir la infección por VIH en personas de alto riesgo, y los estudios demuestran que el fármaco es de mayor ayuda cuando se saltan algunas dosis. Funcionarios de salud han sido cautelosos en presentar el medicamento como preservativo químico por temor a que la gente deje de utilizar los mejores métodos de prevención, pero muchas personas no utilizan condón todo el tiempo ni toman medicamentos a diario. EL CLARÍN