¿EL CARCELAZO PARA CUANDO?
En otro régimen el alcalde Cali, Jorge Iván Ospina, ya hubiera sido destituido y condenado a no menos de treinta años de prisión. Y es que su situación cada día se parece más al de los hermanos Moreno Díaz, sobre quienes cayó el peso de la ley por el carrusel de la contratación en Bogotá.
Ospina ha desafiado la ciudad y ha retado a los organismos de control con singular y reprochable desparpajo. Abusó de los convenios interadministrativos para eludir las licitaciones y favorecer con la contratación a parientes y familiares.
Hace una semana la Contraloría embargó cuentas bancarias y bienes inmuebles. Son nalgadas que no representan nada de fondo y son muchos que creen que no pasa del show mediático.
El patibulario alcalde de nuestra ciudad ha hecho lo que le ha dado la gana con los dineros públicos. Contrató con la benevolencia del Concejo un crédito por 750 mil millones de pesos y nunca dijo como lo gastaría.
Pero él sí sabía cómo los iba a gastar. El solo invierte en contratación que es más lucrativa para él su familia y su principal socio Juan Carlos Abadía.
INDAGACIÓN
La Fiscalía acaba de informar que llamará a Ospina a indagación y esto trae tranquilidad para los ciudadanos que se habían acostumbrado a la impunidad con que los investigadores favorecen al alcalde nacido en Roldanillo pero que contrata en Cali.
Veteranos funcionarios del gobierno municipal afirman que lo vivido en estos tres largos años es inédito en la historia de nuestra ciudad. Hay secretarios de despacho que comentan que son convidados de piedra porque la contratación siempre está dirigida por el entorno de Ospina. Deportes y educación es donde más se siente la presión de personajes opacos cercanos al gobernante.
INGOBERNABILIDAD
El alcalde Ospina vive el momento más complejo de su período. Líderes, ciudadanos del común y candidatos a la alcaldía le exigen a Ospina la renuncia. No va a dimitir porque está acostumbrado a desafiar el código penal y porque sabe que es más fácil defenderse desde el poder.
Ospina ya no es merecedor de la confianza ciudadana y todas actuaciones siempre serán sospechosas. Se pierde gobernabilidad, pero poco le importa al gobernante que ya entró en el momento de raspar la olla y seguramente llevársela.
Pero el alcalde no se va. Confía en que su carnal Abadía montará la coalición que les permitirá conservar la alcaldía y con ella asegurar impunidad.
Los caleños preguntan: ¿Y el carcelazo pa’ cuándo? Que se haga justicia depende de funcionarios de la Procuraduría y Fiscalía general de la nación.
Jorge Iván Ospina, en Villanueva sería un golpe brutal para la izquierda radical que hoy no es capaz de reconocer al alcalde como uno de los suyos.