Las protestas de los habitantes de Buenaventura, que terminaron en un violento enfrentamiento con la fuerza publica, son la consecuencia lógica de un pueblo que se cansó de tantas promesas incumplidas por parte de los gobiernos de los últimos años.
Nadie entiende como, si Buenaventura es el principal puerto sobre el pacifico y por ahí entra buena parte de la riqueza del país sus habitantes vivan en un estado de pobreza casi absoluto, los porteños están «rebotados» con toda razón, exigen realidades y no más promesas, acción del gobierno central que mejore su calidad de vida, les falta todo, salud, educación, empleo; pareciera que su condición de negros los condena al abandono total por parte del estado, solo los buscan en épocas electorales para prometerles las mismas cosas.
Igual ocurre con el Choco, departamento huérfano de la acción gubernamental, históricamente conocido por los hechos de pillaje y corrupción de casi todos sus dirigentes políticos, recientemente la guerrilla secuestró a ODIN SANCHEZ y a su hermano para someterlos a un «juicio político» les quitaron varios millones que pagaron según los subversivos con la misma plata que se habían robado del presupuesto oficial del departamento.
La corrupción de la clase política pareciera no tener limites, ahora se ha destapado un nuevo escándalo en la gobernación del Meta, en el periodo de ALAN JARA se robaron una millonada de las platas de las regalías. Los paros nacionales de importantes sectores como la educación, la justicia y el transporte nos asemejan cada vez más al convulsionado panorama de la Venezuela de Maburro.
Aquí también hay hambre y rabia y el estallido social de los inconformes pareciera inevitable.
