Dos noticias recientes reviven viejas polémicas: la decisión del papa francisco de cerrar varios conventos al comprobarse que los sacerdotes abusaban sexualmente de las monjas aviva los argumentos de los que no están de acuerdo con el celibato de los curas, se trata de una norma anacrónica, que va contra natura, son miles los casos de religiosos con novias, amantes y hasta hijos sin reconocer, igualmente las relaciones homosexuales que sostienen los curas se cuentan por centenares. El voto de castidad es de imposible cumplimiento, ningún ser humano puede estar toda la vida sin tener relaciones sexuales, es mejor permitirles que tengan esposa, eso no los haría malos sacerdotes, serian ejemplares padres de familia y respetados hombres de Dios. Cuando la naturaleza se alborota, la soledad de los despachos parroquiales es cómplice para el desenfreno, son solo hombres, no son ángeles asexuados.

A raíz de la muerte accidental del reguetonero Legarda víctima de una bala perdida, vuelve la discusión si los ciudadanos deben portar armas para su defensa, las opiniones están dividas, unos defienden el derecho a portarlas para defenderse de manera legitima de un posible ataque de ladrones o sicarios y otros argumentan que las armas deben portarlas solo las autoridades policiales o militares; estudios revelan que una persona armada cuando intenta defenderse de la agresión generalmente lleva la peor parte, pues el criminal va con el dedo en el gatillo dispuesto a matar para lograr su propósito.

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