El martes 8 de febrero, los integrantes de las disidencias de las Farc conocieron lo que era el infierno. A las 3 de la madrugada, una descarga de fuego y plomo les llovió desde el cielo venezolano.
En medio de la oscuridad y aturdidos por las detonaciones de las bombas que caían sobre sus cabezas, los guerrilleros de las disidencias de los frentes 10 y 28 buscaron refugio en los campamentos y laboratorios de coca, pero justo sobre esos “objetivos militares” detonaban los explosivos llegados quién sabe de dónde.
Cuentan los baquianos que fueron muchos los muertos, pero como esa zona selvática de Venezuela está casi deshabitada, no se pudieron establecer las bajas; “lo que si pudo verse fueron los muertos pudriéndose al sol, con los brazos y cráneos destrozados”, contaron.
De este operativo poco se ha hablado. Lo único que se sabe es que fue hecho con una modalidad usada por primera vez en la confrontación que desangra a la frontera colombo-venezolana, desatada por la guerra entre las disidencias de las Farc y el ELN, con apoyo de la Segunda Marquetalia: se usaron drones para atacar.
Información obtenida por Inteligencia de las fuerzas armadas del Estado colombiano, señala que ambos bandos han empezado a usar este tipo de armas tecnológicas.
“Hemos establecido que, por ejemplo, el Comando Conjunto de Oriente usa drones de fabricación iraní, pero del otro lado de la frontera, es decir, los integrantes del ELN y la Segunda Marquetalia, cuentan con una flotilla de estos aparatos que fueron traídos desde Rusia”, dice el investigador.
Entre la información recabada, los investigadores lograron identificar que hace tres meses llegaron al estado de Apure, en Venezuela, un comando integrado por ingenieros, explosivistas, expertos en milicias y mercenarios rusos “y esta gente trajo consigo unos equipos que usan para el ataque y el combate que ellos denominan el barrido”.
Con este equipo, desde el lado venezolano empezaron a hacer el llamado “barrido”, y lo hicieron desde el centro de Apure hacia Arauca, “tratando de arrinconar a los hombres de Gentil Duarte y Antonio Medina”, afirmó a EL COLOMBIANO el investigador.
La directriz de atacar a las disidencias del frente 10 comandadas por alias Ferney, alias Arturo y alias Jerónimo; y el frente 28, llegado desde Casanare junto a su comandante Antonio Medina (quien se creía muerto tras un enfrentamiento con el ELN el pasado mes de enero), fue dada por el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), Domingo Hernández Lárez.
En un documento, conocido por EL COLOMBIANO, este alto mando militar venezolano ordenó el despliegue de las fuerzas militares de Venezuela en una operación llamada Escudo Bolivariano 2022, en el que denominaron a las disidencias como Tancol, que traducido significa Terroristas Armados Narcotraficantes Colombianos.
Disidencias tienen drones
Los dos hombres que se movilizaban en la moto fueron alcanzados por las balas que les dispararon desde un barranco. Uno de ellos, alias Chorro, murió al instante, pero su compañero, identificado como Rubén Darío Carabalí, siguió en otra motocicleta hasta que se desvaneció sobre la carretera del sector El Balcón del Llano, en Tame, Arauca, por las heridas de las balas en su espalda.
En su bolso, y de acuerdo a la información suministrada por el coronel Fredy Pérez Pérez, comandante de Policía Arauca, Carabalí llevaba 557 cartuchos, una mini uzzi, dos pistolas 9 milímetros, un celular, tres proveedores y un dron.
Las explosiones que en días anteriores les quitaron la tranquilidad a los araucanos volvieron a sentirse en la madrugada de este sábado. En las veredas La Holanda y Botalón, de Tame, cuatro explosiones seguidas de ráfagas de fusil espantaron el sueño de los habitantes de esta zona rural.
Ayer mismo, pero en zona fronteriza de Arauquita, Arauca, en la población La Victoria, en Apure (Venezuela), los lugareños sintieron una veintena de detonaciones.