foto de dario arizmendi

Un grupo de jóvenes estudiantes de Comunicación social, quizá deslumbrados por todo lo que se ha dicho en los medios a raíz del retiro de Darío Arizmendi de Caracol, me abordó con grabadora en mano para conocer mi opinión sobre él; más o menos les respondí lo siguiente: en todas las actividades humanas hay gente con suerte que sin ser los más talentosos logran los puestos de privilegio, ese es su caso; ante la salida de Yamit Amat de esa cadena, ese si talentoso e innovador, trajeron de Medellín a Darío que trabajaba en un periódico, sin ninguna experiencia radial, lo atornillaron durante 30 años en la dirección de un espacio informativo que se transmite toda la mañana y se escucha por más de cien emisoras que cubren toda Colombia, con un inmenso grupo de reporteros a su disposición en todo el mundo, con los equipos satelitales de comunicación más avanzados, con transmoviles para emitir al instante desde todos los sitios; cualquiera al frente de esa estructura radial se vuelve “estrella del periodismo”; pero hay más, él mismo reconoció en un reportaje que noche a noche le
consultaba a Ricardo Alarcón presidente de la cadena como enfocar las noticias de manera muy sutil para no afectar los interés económicos de los socios propietarios de Caracol. Arizmendi no aportó nada nuevo a la radio, replico el mismo esquema de noticias, su mayor virtud, su facilidad para adular al poder, su sumisión.

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