El presidente Duque intento replicar la “jugadita” que hizo en la instalación del congreso, cuando hábilmente se sumó al coro de la oposición que reclamaba por el asesinato de los líderes sociales, fue un error garrafal, los escenarios eran diametralmente opuestos, en el Senado estaba lo más “selecto” de la politiquería nacional, la mayoría con la atarraya abierta a ver que pescan en burocracia y contratación del actual gobierno, en Cartagena estaba el pueblo inconforme que espera acciones del estado y no que su presidente se sume a reclamar en las calles por los asesinatos; el nivel de aceptación de Duque es el más bajo de los últimos mandatarios y apenas está en sus primeros doce meses, lo que viene serán tres angustiosos años de desgobierno e inconformismo social, la gente no lo respeta, la mayoría se refiere a él como “el subpresidente”, pues consideran que quien realmente gobierna es su mentor ALVARO URIBE, está atrapado entre la lealtad a quien lo puso en el cargo y el deber ético y moral de hacer lo justo, asume sin rubor banderas muy cuestionadas por el grueso de la opinión como el proyecto para sacar de la cárcel a Andrés Felipe arias, torpemente quiso volver trizas la JEP siendo derrotado estrepitosamente y ahora con desvergüenza asume el pago de la deuda de Odebrecht con los bancos que patrocinaron su campaña política, su bandera antichavista muy poco ayuda a mejorar su maltrecha imagen.

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