por Gustavo Alvarez Gardeazabal | Dic 10, 2019 | Opina Gustavo
El oficio de columnista ha pasado por muchas variables en los 50 años que llevo ejerciéndolo. Cada vez se ha convertido en mucho más molesto que cuando los intocables de siempre preferÃan disparar para acallar. La creciente irresponsabilidad que generan las redes ,la velocidad conque se fusila moralmente a quien se atreve a escribir columnas vaciándolo con falsas noticias o con insultos a doquier lo ha hecho un oficio ,a más de riesgoso, infinitamente fastidioso. Últimamente, en la medida en que a las redes y correos cualesquiera tiene acceso y libertad para  que opine o pontifique  sin importar ni medir su nivel cultural, me he ganado baldados de insultos y multivariedad de estigmatizaciones que a mis 75 años no creo que deba seguir recibiendo.
Por otro lado, dÃa a dÃa, me he ido convenciendo que mis apreciaciones buscando la certeza son tan despreciables y tan poco valoradas en el trascurrir de Colombia que me siento un orate predicando en una de las esquinas de Tuluá, donde no pude volver desde hace 5 meses porque el alcalde ,por una columna, me ha tirado a 511 perros de presa. Nunca he pretendido ser el orientador de la opinión nacional  pero frente a lo  que pasa por estos dÃas, y lo que va a pasar, he  reflexionado hasta el punto de tomar la determinación que ésta sea mi última columna. Me retiro satisfecho y agradecido de haber tenido tantos lectores y un periódico como ADN que protegió a toda costa mi libertad de pensamiento. Pero no doy más. Mi edad, y mi deteriorada salud no puedo seguirlas juntando con las canecadas de oprobios o los señalamientos sin pudor que me escupen por redes y correos. Me retiro a vivir lo restante leyendo y escribiendo y cuidando mis animalitos, buscando la tranquilidad que he perdido.Tal vez daré los consejos del anciano retirado a quien me busque en mi refugio de eremita a orillas del rÃo Cauca.Mil gracias a todos.Adiós.
por Gustavo Alvarez Gardeazabal | Nov 26, 2019 | Opina Gustavo
Si alguna conclusión clara deja traslucir  el 21 N es que los colombianos ya no aguantamos  más un mal gobierno y, también, que no vamos a dejar crecer los grupúsculos de vándalos que, a imitación de los soviets de Lenin, quieren arrebatarnos a las malas la mucha o poca comodidad que gozamos.
Pero ni aún asà el presidente Duque reconoce su error ni Petro deja de insistir, tras bambalinas, en que Colombia debe vivir el mismo proceso de la revolución bolchevique de hace 100 años. El uno desde la Casa de Nariño, saliendo con discursos destemplados que lo muestran alejado de la realidad. El otro, desde su tuiter aúpando para que el paro continuara buscando que los grupúsculos que dejó formados cuando fue alcalde obedecieran en Suba y en Usme a sus consignas leninistas.
Pero el paro del 21 N también nos dejó más conclusiones. Nos demostró, (como en las elecciones del 27 de octubre), que la nueva herramienta de poder son el celular, las redes y el whatsapp. Pero en ese intonso 21 N nos sirvió para demostrar cuan bochinchosos somos y cuanto pánico se puede sembrar a través de esas redes volviendo realidad los fantasmas del terror. Por supuesto,también sirvió ese paro bochinchoso para demostrar que los anarquistas disfrazados de encapuchados no han sido ni estudiados ni perfilados por los servicios secretos del estado ni por los de la embajada gringa.
Y, sobretodo, que como el desequilibrio y la injusticia siguen reinando, el deseo y la posibilidad de poseer lo que no se alcanza a comprar continúan idénticos a los que sintieron e hicieron el 9 de abril de 1948, cuando mataron a Gaitán y saquearon vitrinas y almacenes. Es probable entonces que después del 21 N el presidente haya aprendido al menos por qué debe vivir con su familia en la Casa de Nariño y no en un apartamento alcanzable por las turbas .Y que Petro se haya convencido que si quiere ser presidente de este paÃs no lo va a lograr imitando los soviets de Lenin.
por Gustavo Alvarez Gardeazabal | Nov 12, 2019 | Opina Gustavo
En Colombia siempre ha pasado de todo y al final no pasa nada. O no tenemos medida del acontecer histórico o no tenemos paciencia o, lo que es peor, dejamos que al paÃs lo manejen gobernantes inútiles que no tienen capacidad de traducir lo que su pueblo les pide o polÃticos que apenas saben camuflar sus verdaderos intereses económicos personalistas.
Por eso tal vez resulte tan extraño el múltiple sentimiento que ha despertado el convocado paro del 21. Hay quienes están esperando el dÃa para poder desahogarse y otros que ya se están armando de palos y chalecos para defenderse de los capuchos. Probablemente porque por primera vez el paÃs se siente sin presidente pues al que hay ni le cree ni lo sigue ni guarda esperanzas en su accionar. O quizás porque en la vecindad las masas se han rebotado. O de pronto, quien quita, porque el paÃs por fin se ha dado cuenta que es injusto y que no le exige a los nuevos guerrillos que no  recluten niños pero le prohÃbe a los soldados que disparen contra esas nuevas bandas. O porque ya nos dimos cuenta que mientras los cebolleros de Ocaña tienen que botar su producción porque no tienen subsidio alguno, los cultivadores de caña del Valle reciben el sobreprecio para el etanol y asà salvan que se pierda la mitad de la cosecha.
Por cualquiera de las tantas causas que existen, el paÃs se ha dado cuenta que está construido sobre la injusticia, y está descubriendo por las redes, que ha sido parapeteado en la mentira. Protestar parando o marchando el 21.Alentar capuchos neoleninistas o contratados por la derecha uniformada para que permitan el espectáculo de la destrucción.O gemir por las redes advirtiéndole a los que no pueden aceptar que la horda acabe con su comodidad y que ellos saldrán a defender lo suyo, es abrirle las fauces a una guerra de nadie contra nadie porque el único que debÃa oir no lo va a entender y no hay nadie que se atreva a servirle de traductor para que se entere de lo que Colombia pide a gritos.
por Gustavo Alvarez Gardeazabal | Oct 29, 2019 | Opina Gustavo
En las elecciones del domingo, que tuvieron por primera vez al smarth como gran herramienta de movilización votante, ya se sabe quienes cargan con la derrota, pero no todos coinciden en quienes ganaron. Y no hay consenso porque como los partidos polÃticos se volvieron un remedo y el que quedaba, el de Uribe, dando coletazos no pudo organizarse, no hay claro vencedor por el exceso de coaliciones regionales.Tampoco puede hablarse de la conformación entre bambalinas de alguna casa polÃtica distinta a la de los Char en la Costa, aunque si puede medirse la magnitud del triunfo de Claudia López, el renacer del galanismo con Carlos Fernando y sus muchos votos en Bogotá y por supuesto, la boleta de ingreso a las grandes ligas de Miguel Uribe Turbay.
Salvo Claudia, que dijo públicamente que seguÃa con Fajardo, de quien fue su candidata a vicepresidente alguna vez,los demás  ganadores no manifestaron sus simpatÃas para el debate presidencial que comenzó, indudablemente, el domingo. Los Char entonces mostrarán a su poco carismático pero excelente alcalde barranquillero. Gaviria usará la calculadora para sumar saldos aquà y allá y presentar la opción de Simón y Dilliam, con tantÃsimos votos,seguramente esperará a conseguir una de sus metas más preciadas: llegar a ser alcalde de Cali. No se sabe, empero,si el aprestigiamiento de Luis Pérez y de Federico Gutierrez les alcance para que Antioquia presente 3 candidatos presidenciales. Pero lo que si se puede entrever es que las fuerzas progresistas triunfadoras no van en la fila india de Petro. Ni Caycedo en Magdalena ni Jorge Iván en Cali ni Romero en Nariño ni mucho menos Daniel Quintero siguen a Petro . Panorama renovado, de eso no hay duda,pero como siempre complicado para acertarlo 30 meses antes.
por Gustavo Alvarez Gardeazabal | Oct 22, 2019 | Opina Gustavo
Algo tiene que estar pasando en este mundo para que, al mismo tiempo, la juventud se rebele en las calles del LÃbano y en las de Quito, en las de Santiago de Chile y en las de Cataluña. Repitiendo escenas que los ancianos recordamos haber vivido impresionados en 1968, la gente joven no resistió más las normas estrictas de los iranÃes y maronitas en Beirut y se fueron a la calle a repetir las mismas oleadas que hace unas décadas sembraron de desolación al LÃbano hasta llevarlo a la postración.
Lo curioso y que pone a pensar es que, al mismo tiempo, en una democracia tan bien vestida e  impecable económica y socialmente como la de Chile, la muchachada haya salido a la calle a protestar, a quemar buses por docenas y a renovarse en su ira porque les modificaron la tarifa del subterráneo. Para entender el fenómeno hay que admitir que  el primer ejemplo lo dieron en el Ecuador, cuando los indÃgenas volvieron a surgir como volcán, para protestar  porque les arrebataron el subsidio  a los combustibles siguiendo instrucciones del FMI
Y para entenderlo,aunque les cause estupor y repudio, hay que agregar el  que los narcos de Sinaloa salieran a hacer lo mismo porque les estaban intentando detener al hijo de su jefe narco condenado a prisión eterna en las catacumbas del imperio. Pero no podemos olvidar tampoco el que en Hong Kong, la punta del iceberg del otro imperio, el chino, lleven ya tres meses saliendo todos los domingos con paraguas a arremolinarse en las calles por miles y miles. Y menos  que  en la serena y rica  Cataluña, por irse de independencia, la muchachada salga a quemar contendores de basura, a interrumpir los trenes y los aviones.
Todo eso, unido y enfocado,hace pensar seriamente en que algo le puede estar pasando al mundo del 2020. Quizás algunos dirán que es la proximidad del cometa Burisonov o las tempestades magnéticas del sol o la inversión lenta  de los polos. Lo que sea, pero el mundo, ahora si, está loco de verdad.